Ubicado en la ciudad de Atenas, Grecia, se ubica
esta obra arquitectónica, denominada como el Partenón. Este templo colosal se
constituye de varias columnas soportando un techo, con una altura de más de 18
metros. Se construyo alrededor del siglo 447 y 442 a.C. por lo cual su deterioro
es notorio y contrasta bastante a la imagen que los historiadores creen que
hubo en su tiempo. El templo también está hecho, casi en su totalidad, con mármol
blanco, logrando un sentimiento de aún mayor grandeza.
Si se analiza el plano de la planta baja, se
encuentra que el templo se sostiene primordialmente en columnas, creando solo
muros con el propósito de separar lo externo con lo interno. Estas columnas
están distribuidas equitativamente a lo largo del perímetro del lugar,
constituyendo así un total 46 columnas rodeando el lugar, más aparte las que se
encuentran dentro del templo. El techo que sostienen las columnas presenta frisos
en sus lados, en los cuales se representan las grandes Parnateneas, y estos en
total miden 160 metros de largo, rodeando así, al igual que las columnas, el
perímetro del templo. A estos se les adhiere únicamente en los lados frontales
y parietales, dos frisos con forma de triángulos isósceles, los cuales dan la
forma al diseño de techo, el cual, al igual que en las casas americanas de hoy
en día, cae desde un punto mayor central hacia uno menor lateral de forma
rectangular y paralela a los lados derecho e izquierdo del templo.
La relación que muestra esta obra con la vida
cotidiana presente en al Grecia clásica muestra la importancia de la religión
en la vida de los griegos. La grandeza del Partenón se debe a algo más que la
mera interpretación del arte en su forma más plena y monumental, en aquel
entonces, si no para además brindarle honor a la diosa Atenea, aquella por la
cual se le nombra Atenas a la ciudad, y darle gracias a los dioses por la
victoria contra los persas. Esto muestra lo centrado que tenían los griegos a
los dioses, de esta manera, mostrando que eran parte de su vida diaria, algo a
lo que se le atenía cada cosa como origen o como razón de ser, por ello la
creación tan magnífica del Partenón en Atenas.

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